La A es una buena letra para empezar el abecedario. Podríamos discutir por qué después va la B o por qué letras importantes como la R y la S aparecen tan atrás, pero nadie discutiría que A tiene que ser la primera. Es una letra valiente, que llama a la batalla, que grita, que se queja, que se cuelga de lianas y que, en la lengua española no olvida nunca su lado femenino.
La A es la primera letra del abecedario latino y del alfabeto griego y del abuelo de ambos: el alfabeto fenicio. La A es el aleph, el buey. Cuenta Gore Vidal en Creación que el Darío, rey de reyes, sueña con vacas y al soñar con vacas sueña con riqueza y con prosperidad, como las siete vacas gordas del faraón egipcio. La A es la riqueza, pues, la prosperidad de la cultura occidental, del alfabeto y el abecedario y la maravilla de la transcripción fonética en la escritura, que simplifica y abstrae hasta tal punto que puede aplicarse a cualquier lengua del mundo.
La A sueña con vacas y va delante de las vacas, guiando al rebaño de letras que la siguen.
Foto: Astaine Akash